Déjame seguir al viento,
ver hacia donde apunta el abanico de luz
que cae desde los cielos.
Déjame saltar tan lejos como pueda,
sin temor de que me vaya a caer
y sin miedo a la cicatriz que del golpe queda.
Déjame salir de la mentira en la que estoy;
finalmente creo estar lista para enfrentar al mundo de hoy
y aprender que la verdad me hará llorar.
Déjame volar hacia la esfera negra de cielo;
puede que mis alas se hagan hielo
y mi corazón deje amainar su canto,
pero prometo que volveré
y con besos le quitaré a tus ojos el llanto.
viernes, 10 de julio de 2009
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